El Comulgatorio

Baltasar Gracián, 1655

Meditación XXXIII

«De cómo no halló en Belén donde ser hospedado el Niño Dios, aplicado a la comunión»

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Comentario de

José Enrique Laplana

    El Comulgatorio es la única obra que Gracián firmó con su nombre auténtico y que salió con todos los permisos pertinentes de la Compañía de Jesús, y se publicó en Zaragoza en 1655, en las prensas de Juan de Ybar, aunque ya estaba finalizada en octubre de 1653. En el prólogo al lector dice Gracián que este libro es el único que reconoce como suyo, «digo legítimo, sirviendo esta vez al afecto más que al ingenio». En él ofrece al piadoso lector un conjunto de cincuenta meditaciones para comulgar dentro de la tradición ascético-mística de las letras españolas. Esta obra nos ofrece un nuevo perfil de Gracián, muy distinto al del resto de sus libros, enconadamente aferrados a lo humano, pues en ella aparece un Gracián volcado a lo divino, desbordado en la exteriorización de los sentidos y en afectos plagados de imágenes visuales muy relacionadas con las prácticas mnemotécnicas de los Ejercicios Espirituales de la Compañía. Este pequeño libro manual, «para que le pueda llevar cualquiera o en el seno o en la manga», publicado tres años antes de su muerte, es fruto de la labor de Gracián como sacerdote, como predicador y como profesor de Sagrada Escritura, cargo que ostentaba en el Colegio jesuita de Zaragoza cuando lo publicó. El tema central es la Eucaristía, punto de referencia al que se acomodan las evocaciones de distintos pasajes bíblicos o evangélicos, en un juego conceptual en que se establecen, a modo de metáfora continuada, correspondencias ingeniosas entre las circunstancias y personajes de los distintos pasajes y el proceso que debe seguir el cristiano en el momento de recibir la comunión. Cada una de las meditaciones se divide en cuatro puntos que, como indica Gracián en el prólogo al lector, siguen un proceso diacrónico y tienen una finalidad diferente: «el primer punto sirve a la preparación, el segundo a la comunión, el tercero para sacar los frutos y el cuarto para dar gracias».

Gracián incluyó una «tabla de las meditaciones para comulgar en todas las festividades del año», en la que se indica cuál es la meditación más adecuada para las distintas celebraciones del calendario litúrgico, y en el caso que nos ocupa, la meditación 33, «De cómo no halló en Belén donde ser hospedado el Niño Dios, aplicado a la comunión», la festividad correspondiente es la noche de Navidad. Cada uno de los cuatro puntos de la meditación se subdivide en dos partes, marcadas por la separación del texto en dos párrafos: en la primera se refiere al episodio evangélico de la llegada de la Sagrada Familia a Belén, donde no hallaron posada y tuvieron que buscar cobijo en el humilde portal; en la segunda se aplica tal circunstancia a la Eucaristía, identificada con el niño Jesús, que el cristiano debe acoger en el interior de su alma y de su cuerpo al recibir la comunión.

Bibliografía y ediciones para ampliar información:

Gracián, Baltasar, El Comulgatorio. Edición facsímil (Zaragoza, Juan de Ybar, 1655), introducción de Aurora Egido, Zaragoza: Gobierno de Aragón-Institución Fernando el Católico, 2003.

Gracián, Baltasar, El Comulgatorio, introducción de A. Egido, notas de M. Batllori, edición, aparato crítico, notas complementarias y bibliografía de L. Sánchez Laílla, Zaragoza: Prensas Universitarias de Zaragoza-Instituto de Estudios Altoaragoneses-Gobierno de Aragón, 2003 (Larumbe, 26).

Río, Alberto del, «El Comulgatorio, la Crítica de reflección y el Epistolario», en A. Egido y Mª C. Marín (eds.), Baltasar Gracián: estado de la cuestión y nuevas perspectivas, Zaragoza: Gobierno de Aragón / Institución Fernando el Católico, 2001, pp. 117-128.

Edición utilizada para la lectura:

Gracián, Baltasar, El Comulgatorio, introducción de A. Egido, notas de M. Batllori, edición, aparato crítico, notas complementarias y bibliografía de L. Sánchez Laílla, Zaragoza: Prensas Universitarias de Zaragoza-Instituto de Estudios Altoaragoneses-Gobierno de Aragón, 2003 (Larumbe, 26).